La Gran Shica

La Shica es una shica sensible y muy humana. A pesar de su  poderío y talento artístico,  jamás pecó de soberbia. Por eso merece admiración. Por eso uno se conmueve. Por eso ella es distinta.

Un ejemplo de su humildad es la relación afectuosa y cotidiana que mantiene con sus seguidores a través de las redes sociales, en donde comparte sus emociones, sus vivencias, sus dibujos, su mundo...Y los comentarios mutuos, a pesar de ser virtuales, parecen muchas veces diálogos amistosos de café. 
La Shica se muestra tal cual es, piensa y siente, sin tapujos, dando a conocer incluso sus "debilidades", como lo es el hecho de que antes de cualquier concierto "nunca se sienta totalmente segura de que podrá hacerlo y ese no saber que pasará, hace que sea emocionante y hace que cuando encuentra a su público sonriente delante del escenario, le parezca un milagro". Y, en realidad, el milagro lo provoca ella!

La Shica vive de su arte, pero del arte que siente. No elige su música "for export", son canciones que salen del alma, que están guardadas en su recuerdo, que la conmueven. Es arte que va fluyendo.
Lo esencial para ella son sus conciertos, que transmitan algo, que emocionen, y no lo que debería contener su álbum para estar primero en el ranking de ventas.

Además de todo eso, le duelen las injusticias del mundo.
Siempre a favor de los derechos humanos, ha participado en un homenaje para la Asociación Madres de Plaza de Mayo, en el que defiende al movimiento de los indignados, incluso ha viajado en una travesía por la selva hacia la Provincia de Chaco, Argentina, para dibujarles una sonrisa a los niños abórigenes y regalarles trocitos de flamenco.

Cómo puede ser tan grande y hacerse llamar "La Shica"?

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